Entrevista a José López, concejal de Movimiento Ciudadano en el Ayuntamiento de Cartagena “Pongo sobre la mesa las cuestiones que interesan a los ciudadanos, no a los políticos”

Para José López, a quien el ex alcalde José Antonio Alonso ha llevado a una batalla legal, y Pilar Barreiro trata de silenciar en cada uno de los plenos, ha llegado el momento en el que los cartageneros no continúen siendo ciudadanos de tercera mientras que sus administradores obtienen remuneraciones desorbitadas e inmorales. Ferviente defensor de la provincia de Cartagena, sabe que la Región de Murcia tiene un peso específico en el contexto nacional muy inferior al que tienen la mayoría de los españoles, precisamente por ser uniprovincial. Además, López está seguro de la ciudad portuaria “nunca ha estado entre los intereses de la Señora Barreiro”, como demuestra “el nivel de endeudamiento y de ligaduras con proveedores y concesionarias” que ésta dejará tras su marcha. Pero conozcamos con mayor profundidad el pensamiento de este concejal.

 

¿Qué motivación impulsa su labor como concejal del Ayuntamiento de Cartagena? 

La primera es mi obligación de ciudadano de preocuparme de la cosa pública, por ser ésta de todos y no sólo de los políticos. Los españoles anhelábamos recuperar la libertad para poder vivir en democracia y eso hicimos a la muerte de Franco, pero tardamos muy poco en variar el objetivo de nuestros intereses, cambiando los anhelos democráticos por los socioeconómicos. Abdicamos de ser ciudadanos con mayúsculas, que es en realidad lo que más nos debería importar, porque no se entiende un sistema democrático donde en la cúspide del mismo no esté el ser individual abrazado por el ser colectivo, y donde la clase política se haya convertido en una casta junto a banqueros y grandes empresarios, empeñados en ofrecer al ciudadano una realidad virtual en la que el individuo se ve alejado de los problemas reales por la confusión generada y, cuando alcanza a ser consciente de la falsedad en la que vive, se encuentra en un estrato social tan bajo que no tiene recursos para luchar contra el sistema. 

 

A esto le sumamos mi propia necesidad de intentar devolver  a nuestros hijos un mundo mejor que el que nuestros padres nos legaron, mi necesidad de luchar contra la corrupción y contra la desgracia de estar en manos de los peores. La política deber ser una especie de acción misionera donde de manera altruista una persona con este tipo de inquietudes se da al prójimo, al próximo, a cambio de nada, no se negocia con el bienestar o con el interés general.

 

Si los ciudadanos a través de las urnas le ofreciesen la posibilidad de dar un giro a la política en Cartagena, ¿en qué consistiría?

 

En lo personal, mi anhelo es devolver a mi ciudad lo que ésta me ha dado a mí durante mi vida. ¿Cómo hacerlo? Poniendo mis conocimientos y mis fuerzas al servicio de Cartagena, optimizando el gasto, reduciendo costes, limpiando la administración de corruptelas, sintonizando los esfuerzos de administración, ciudadanos y empresarios para trabajar con objetivos comunes, multiplicando con ello la potencia, reclamando lo que por población, por territorio y por balanza de pagos nos corresponde, porque los cartageneros no pueden seguir siendo ciudadanos de tercera mientras que sus administradores siguen con sueldos desorbitados e inmorales.

 

¿Qué opinión tiene del urbanismo en Cartagena?

 

Es una entelequia. Urbanismo como racionalización de la arquitectura como una bella arte no ha existido en Cartagena desde su época modernista, pero si lo que me pregunta usted es por el negocio del ladrillo, le diré que desde siempre la construcción ha supuesto más del 20% del PIB español, y algo que genera empleo y riqueza no puede ser, o al menos no intrínsecamente, malo. Lo malo es cuando el alcalde o el concejal de urbanismo de turno se dio cuenta de que desde su despacho no sólo se generaba el 80% de los ingresos municipales, sino que además se podía controlar el 100% de la construcción, mediante calificaciones, re calificaciones, planes urbanos y normativas para dichos planes. Ahí comenzó todo. Metafóricamente hablando, creo que da para una escena de gran producción de Hollywood: “Y el alcalde vio que lo que había hecho no era bueno, pero lo había hecho rico, y pensó, esto no es el paraíso, pero es Jauja, mucho mejor, aquí las normas las pongo yo”.

 

Si se refiere a los tres tenores o a la Trinidad no creo que en ningún caso se hayan interesado por beneficiar a su ciudad, son meros productores capaces de materializar dinero y riqueza, algo importantísimo y muy necesario, un ejemplo para todos en cuanto a espíritu de sacrificio y tenacidad, pero que sólo han cultivado esa parte de su alma, dejando otros aspectos menos cultivados y dando lugar por ello a que su trascendencia no será como próceres de la ciudad, sino como todo lo contrario. 

 

Se ha construido poco en nuestro municipio y en muchos casos mal, desde la administración no se han conjugado los intereses de constructores o promotores y arqueología, se han cometido infinidad de desatinos, se ha borrado de un plumazo gran parte de la ciudad vieja, pero no por la osadía de poner de manera prominente la época romana sobre las demás, arrancando las cientos de hojas que los posteriores estratos contenían y que también son historia, privando a la ciudad para siempre de la misma, y esto se ha hecho a cambio de qué, ustedes tienen la respuesta.

 

No ha existido una planificación adecuada y el último plan general no es un documento válido, ahora estamos revisando por donde llegará en AVE cuando el PGOU está aún caliente. Para colmo no se obliga a los promotores a cumplir con la normativa, instándolos a urbanizar en los plazos establecidos y actuando de oficio desde el ayuntamiento si es que la instancia no surte efecto, y llegando hasta las últimas consecuencias, entre otras cosas porque los últimos desarrollos urbanos siempre han ido de la mano de los mismos.


¿Los ciudadanos de Cartagena son tenidos en cuenta como merecen por el actual gobierno de Pilar Barreiro?

 

Estoy absolutamente convencido de que algo de vida inteligente debe de haber en ese equipo. No nombraré a ninguno de éstos, pues podría suponer su sentencia de muerte, política se entiende, lo que pasa es que la señora Barreiro no permite que nadie brille más que ella, y exige a sus concejales que sean de 125 voltios como las lámparas viejas. Hay buenos profesionales que lejos de ese ambiente viciado podrían ser muy útiles a la sociedad, porque sí tienen esa vocación de servicio, pero no se puede ser buen siervo teniendo tal señor. Cartagena no ha estado nunca entre los intereses de Pilar Barreiro, si acaso muy al principio de su primer mandato. Después llegaron algunas desgraciadas circunstancias que llevaron a nuestra alcaldesa a lugares alejados de Cartagena. Por tanto, como todo en la vida, unos más o menos bien, otros mal, otros encefalograma plano y mirada vacía, como en botica, de todo, pero con la peor de las direcciones.

 

Los representantes políticos más conocidos por los ciudadanos son la alcaldesa y José López, o “Pepe Cavite” como le conocen muchos. ¿Qué le parece que su labor política en sólo dos años le coloque en esa posición tan destacada?

 

A mí me da mucha pena ver la ausencia de oposición en nuestro ayuntamiento durante tantos años, pero no podemos olvidar dos cosas, que no causan la situación pero es lo que ha sucedido y, por  tanto, digno de tener en cuenta: la primera es que el aparato de los partidos políticos está diseñado de tal manera que es muy difícil poder romper la tendencia marcada por el propio partido y en el 99% de los casos siempre va a salir como cabeza de lista y si me aprietan hasta como suplentes,  los que sean más cómodos para el aparato establecido y, por tanto, para el inmovilismo. La segunda es que en Cartagena se da una variable que no vemos en otros lugares de España y es la importancia del anterior alcalde en el principal partido de la oposición, que metido a empresario o a “conseguidor” no ha dejado de tener absoluta transcendencia dentro de la dirección del PSOE y, a día de hoy, la sigue teniendo. No en vano coló a su acólito y concejal de hacienda en su gobierno, Ricardo Hernández, en un destacado cargo del partido en el último congreso del PSOE. Ahora intuimos por las declaraciones del Sr. Alonso que la actual alcaldesa y él han podido mantener una relación aún más cercana y afectiva de la que parecía. Con este panorama, mis únicos méritos para que se hable de mi, aunque sea bien, son el ser absolutamente independiente y el ser decente, atributo éste que debe ser de una gran rareza, pues créame si le digo que no me reconozco como el mejor gestor, ni como el mejor relaciones públicas, ni como una persona con una formación académica amplia, soy por tanto un empresario si no del montón, si absolutamente normal, quizás porque para ser un empresario de éxito con mayúsculas, es casi indispensable olvidar un poco el ego virtuoso y, por tanto, estar en disposición de hacer lo que sea cuando sea necesario. Y yo de momento no paso por ahí.

 

Algunos afectados por sus demandas le acusan de trasladar la política a los juzgados.

 

No es cierto, de hecho es el Sr. Alonso y quien con él coadyuve quienes me han llevado allí, yo no soy político, sino ciudadano y como tal he puesto sobre la mesa las cuestiones que interesan a los ciudadanos, y he hablado de lo que en toda la ciudad se conoce, se dice, se rumorea, me ha tocado a mi en mi condición de representante de los ciudadanos sacarlo de las reboticas y de las barras de los bares en algún momento y exponerlo al conocimiento público, y evidentemente estro trae consecuencias, no esperaba menos. La primera es que algunos de los aludidos tienen que dar la cara para, al menos, dar la impresión de que se les está acusando injustamente. Lo que pasa es que quien ha tenido a bien denunciarme no es el objeto de mis críticas, sino parte del decorado.

 

Una vez puesto en esta situación, y en nombre de Movimiento Ciudadano si que interpongo denuncias en los juzgados, en la fiscalía o simplemente denuncio ante la opinión pública, siempre tamizado por nuestro departamento jurídico, y que son fruto de los ilícitos que a nuestro entender se cometen por parte de algunos de los múltiples actores que forman el elenco del sainete que dirige y protagoniza la Sra. Barreiro, actores invitados que pasan,  hacen lo suyo y se marchan, y otros que son ya parte del reparto de la serie, que aparecen con más o menos relevancia y que en muchas circunstancias, cuando el guión así lo exige, son sacrificados en pos de los protagonistas principales, es lo que tiene ser director y protagonista. Entre éstos también existen diferentes calidades y mientras unos son muertos y enterrados para los restos, otros sólo esperan ser necesarios para reaparecer en escena, bien por lo que saben bien por lo que callan. 

 

¿Cree que la corrupción es algo con lo que debemos convivir inevitablemente?

 

Es nuestra obligación, la de cualquier ciudadano, denunciar cuantos ilícitos veamos, lo que ocurre es que la ley y la trampa la han hecho los mismos, y el ciudadano normal se encuentra con una situación en donde algunos estratos sociales tienen patente de corso, donde los políticos están eximidos de cualquier responsabilidad que se derive de sus acciones. Es deprimente ver como en el ámbito privado o de la empresa todos somos responsables ante la ley y la hacienda pública de nuestros actos y nuestras decisiones, y lo que es más significativo, de las consecuencias de éstos, y en cambio cuando desde la política se actúa en ámbitos similares, los políticos tienen el fruto de sus aciertos pero no la responsabilidad de sus errores y sus actuaciones. Fuera del mundo político los ciudadanos somos bien culpables bien responsables, porque pocas veces la justicia deja que una responsabilidad quede en los cuernos de la luna. Es absolutamente necesario, es perentorio que la sociedad civil, perdida e inexistente, durmiendo y dormida, se movilice para poner coto al cruel harakiri que con nuestra pasividad nos estamos dejando hacer, de lo contrario pasará lo de siempre en nuestro país, unos contra otros y tonto el último.

 

¿La provincia de Cartagena es posible y beneficiosa?

 

No lo digo yo, lo dicen estudios que de manera responsable se encargaron en su momento a las universidades de Murcia y de Cartagena, realizados por profesores que no eran ni de Cartagena ni de su comarca y cuya ideología distaba y dista mucho del cartagenerismo “radical” y que ya ha sido explicado por toda la región, con gran aceptación por parte de cuantos interlocutores quisieron escuchar los motivos expuestos, porque no se trata sólo de una visión romántica de la historia, ni de tira y afloja entre Villa Arriba y Villa Abajo, se trata de que con las actuales leyes y normas electorales, un ciudadano de la región de Murcia tiene un peso específico en el contexto nacional muy inferior al que tienen la mayoría de los ciudadanos españoles y para que se entienda, Aragón se compone de Zaragoza, Huesca y Teruel, tres provincias, con más de cien mil ciudadanos menos que la Comunidad Autónoma de Murcia, pero con más del doble de senadores y un número de diputados superior al nuestro y, por tanto, con más votos en ambas Cámaras Legislativas. Eso se traduce en que llegado el momento en que es absolutamente necesario para un líder nacional contar con el mayor número de apoyos dentro de su propia formación política, la elección no es dudosa, son las comunidades que aportan el mayor número de votos y por tanto de apoyos, los que deciden adónde va o no el agua, por dónde se trazan las líneas férreas, cuántos metros cúbicos son necesarios para una reserva de cabecera, y si me aprietan, si somos una sola nación o una nación de naciones. A muchos cartageneros nos duele la boca de explicarlo, pero no pueden cansarnos. Estamos obligados a conseguir, con sólo el poder de la razón, la restitución de la provincia de Cartagena, porque cuando escuchan nuestras razones nadie dice estar en contra o que éstas no les  parecen razones de peso. Yo al menos nunca escuché un argumento en contra, o al menos uno que parta de la razón y no del odio irracional de unos contra otros. Se puede llegar a comprender que viendo el potencial que Cartagena ha tenido y tiene, a pesar incluso del retraso que desde las diferentes administraciones regionales se ha sufrido, se tenga miedo de que ésta crezca al ritmo de sus auténticas posibilidades. No se puede mantener durante mucho más tiempo la injusticia, pues con ella no sólo se perjudica a una ciudad y a sus habitantes, se perjudica al resto de su comarca y, por elevación, a toda la región en su conjunto, pues las sinergias que se producirían desde la llamada periferia, beneficiarían sin duda a todos los habitantes de nuestra comunidad.

 

¿Por qué nunca se ha llevado a cabo? ¿Cree que será posible a corto o medio plazo?

 

Tenemos una clase dirigente provinciana, corta de miras, que piensa que cuando alguien crece lo hace en contra suya y no en beneficio de todos, porque ¿en que molesta a Murcia que Cartagena tenga servicios de capital de provincia? Tan solo en que los estamentos administrativos que se necesitan, estarán solamente en una ciudad, con los puestos de trabajo que estos organismos generan, los flujos de personas que visitan dichos organismos sin más elección ni remedio y, por tanto, los consumos y el volumen de negocio que esto genera. Además, cuando esta  situación es tan generalizada como lo es en la actualidad, las miradas de todos los ciudadanos que quieren emprender algún proyecto o negocio, saben que van a ser mejor atendidos, que van a contar con más recursos y con menos trabas de la administración, si deciden establecer domicilio fiscal y por tanto pagar sus impuestos en Murcia. Esta bola de nieve se retroalimenta, de tal modo que podemos observar cómo el crecimiento de la región carece del menor sentido de la proporcionalidad, con una capital que ha recibido el 70% de los ingresos de todas las administraciones, más los generados por la situación  que contábamos anteriormente, donde todos los proyectos son regionales y por tantos financiados con dinero de la Comunidad, donde funciona el culo veo, culo quiero y sobre todo culo tengo, aunque como en el caso de algunos proyectos como por ejemplo, el aeropuerto de Corvera, sean proyectos innecesarios, tendentes a beneficiar a unos pocos y no a toda la región, y donde además éstos son avalados por esa grey social y política, con fondos de todos los habitantes de la región. En definitiva, todos los ciudadanos de la periferia hemos permitido que la capital se convierta en un agujero negro que no deja escapar de su radio de acción ningún céntimo de euro, ningún proyecto ni ninguna infraestructura. No es lógico que teniendo nuestra comunidad un puerto de la importancia y de la calidad como el de Cartagena, se trasladaran las oficinas de aduanas a Murcia, o que ahora estén embarcados en una ZAL que pretenden que sea la zona de almacenamiento del puerto de Cartagena, como no es posible que la capital se entrometa en un proyecto como el FERMED, que nace para vertebrar el transporte ferroviario europeo siguiendo la línea de costa, sumando con su intromisión, dudas, recelos y ampliación del presupuesto y causando con ello el retraso o la perdida de participación en ese proyecto. Como digo no es normal, y lo que no es normal tiene otros calificativos.

 

Sí es viable, con mayúsculas. Sí, tenemos las razones que lo argumentan y lo validan, y para la incorporación a este proyecto de toda la periferia sólo hace falta que un alcalde de Cartagena abandere de una vez por todas, de verdad, sin medias tintas ni cambio de cromos, la necesidad de la restitución. Cuando Cartagena cuente con un alcalde de esa guisa, lo demás es cosa hecha. No es culpa del pasotismo cartagenero, ni de falta de razones, la culpa es sólo de la constante falta de liderazgo, no creo que a día de hoy se haya sentado en el sillón del primer edil del Ayuntamiento de Cartagena, ninguna persona que quiera más a Cartagena y a los cartageneros que a sí mismo o a su partido, lo siento pero creo que por desgracia es así.

 

¿Cuáles son los problemas más urgentes a los que dar solución en Cartagena?

 

Los problemas de Cartagena no son diferentes a los del resto del país, paro, corrupción y clase política, sólo adobados con el añadido de la losa regional. Abordar la creación de empleo, trabajando en todos los campos que sean susceptibles de crear empleo y, por tanto, de generar riqueza, haciendo especial hincapié en los que de por sí ya son nuestros principales potenciales, turismo, patrimonio, cultura, adecuándolos a las nuevas tendencias y necesidades, actuando ya sobre la educación, pues una generación pasa muy rápido y vemos cómo una tras otra se nos pasan las promociones de estudiantes y seguimos consintiendo que nuestros hijos, esos que tendrían que vivir del turismo y de lo que el mismo en todos los sectores genera, siguen sin conocer un segundo idioma, convirtiéndose con esta carencia en los parias de la sociedad, pues vemos cómo en muchos casos, son trabajadores venidos de otros países los que trabajan en el sector turístico por tener como poco la cualificación necesaria en cuanto al segundo idioma.

 

Abordar de manera seria y con un solo objetivo en el punto de mira, el progreso de Cartagena, todas las transformaciones que esta ciudad necesita, plasmarlas en proyectos y dotarlas económicamente es fundamental para nuestro futuro, pero también lo es el depurar cuantas responsabilidades tengan los que hasta ahora nos han administrado, tanto políticos como funcionarios, para que la asunción de las responsabilidades y de las penas administrativas o judiciales se detraigan, sirvan de ejemplo de lo que le debe pasar a quien desde un cargo público beneficia a intereses privados. 

 

Todo esto tiene una lectura positiva, que todo o casi todo está por hacer, y otra muy negativa, con el nivel de endeudamiento y de ligaduras con proveedores y concesionarias que nos deja la señora Barreiro, quien llegue a la alcaldía tendrá que ser no sólo un buen gestor, un buen político o un hombre serio, tendrá que ser un alcalde “spinto”, que sea capaz de moverse con soltura en cualquiera de los estilos y con cualquier orquesta, pues es lo  que la dificilísima situación existente le va a demandar.

Entrevista 004

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