MANIFIESTO VECINOS SECTOR ESTACIÓN

La alcaldesa de Cartagena, siguiendo con lo que ya es casi habitual en ella, empezó mintiendo y dijo: La estación de ferrocarril hay que trasladarla de lugar porque resulta más económico construir una nueva que arreglar la ya existente. Como desde la Asociación de Vecinos le desmontamos semejante mentira, semejante falacia, entonces cambió el tercio y dijo que el cambio de estación tenía obediencia, textualmente, porque el que pone las perras para que llegue el Ave a Cartagena, dice que solo las pone si la estación se construye en Mandarache.
Desde la asociación de vecinos nos hemos puesto en contacto con el que, según la alcaldesa, pone las perras, el Ministerio de Fomento, y desde el dicho ministerio de Fomento nos han manifestado claramente por escrito, escrito que hemos puesto a disposición de partidos políticos, medios de comunicación y demás, que ellos no han abierto la boca respecto a la dicha necesidad de traslado de la estación, y que toda la milonga del traslado de la estación obedeces exclusivamente a una iniciativa particular, a una aventura en solitario del ayuntamiento de Cartagena, que una vez más está mintiendo descaradamente a la ciudadanía cartagenera.
Se habla de cambio de la estación de ferrocarril, una iniciativa particular de la alcaldesa obediente a oscuros intereses de grupo, pero nada se dice del uso y destino del más de millón de euros de procedencia comunitaria, gastados hasta el día de hoy al parecer en el estudio de viabilidad para adaptar los terrenos de la actual estación a los trenes modernos. Tampoco se dice nada de los casi setecientos mil euros que, en un gesto sobrado de tesorería, la alcaldía de Cartagena, socio con un veinticinco por ciento de la sociedad de Ata Velocidad, y según todos los indicios presupuestarios único socio que aporta dinero a la sociedad, sin que los demás socios, comunidad Autónoma y Adif, hayan puesto, que se sepa, ni un solo euro.
Como claramente vemos, el dinero de los cartageneros, que entendemos debe de tener aplicaciones más perentorias y urgentes que perderse misteriosamente en aventuras sin el lógico final explicativo, se está dilapidando alegremente, dando la sensación que lo único que sobra en el ayuntamiento cartagenero es dinero.

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