El alcalde de Cartagena, José López (MC), ha pregonado en la noche de hoy el Annus XXVI de Carthagineses y Romanos. Desde el balcón del Palacio Consistorial, y frene a una abarrotada Plaza del Ayuntamiento, el primer edil municipal se ha dirigido a cartageneros y visitantes que han disfrutado de una vibrante alocución.
El presidente de la Federación de Tropas y Legiones, Javier Ibernón, ha acompañado al alcalde en el inicio de las XXVI fiestas de Cartagena, además de autoridades locales y regionales.
López ha comenzado explicando el porqué de su vestimenta, portando el casco cartaginés, “protector de la inteligencia estratégica de Aníbal”; la coraza romana, “guardiana de la nobleza y determinación de Escipión”, y la espada íbera, “ya que fueron los pueblos de Iberia los que dieron verdadero significado a la palabra valor”.
El primer edil municipal se ha definido “más defensor de la historia que festero”, reconociendo que las fiestas de Carthagineses y Romanos “han sido el mejor valedor de nuestra tierra”.
Ha continuado su discurso declarándose uno más entre los cartageneros, un “guerrero dispuesto a defender su tierra como nuestros antepasados hicieron”, alguien dispuesto a estar al lado de sus vecinos, “luchando contra quien intente matar la esperanza y la vida de mis paisanos”, preparado para recibir a la muerte incluso, “por algo que merezca la pena… y Cartagena la merece”.
El alcalde ha ensalzado la esencia luchadora de una tierra “cuna y refugio de culturas, revoluciones, lealtades inquebrantables, héroes y resistencia ante la mezquindad”.
López ha aseverado que su pregón es un “homenaje a los festeros” y, de manera muy especial, a “aquellos que ya no están entre nosotros”, reclamando “¡Gloria y Honor a los que, amando a Cartagena, la merecieron!”
“Gracias a vosotros, festeros, el mundo sabe que Cartagena existe, que está resurgiendo y tiene futuro y que no hay quien la pare”, ha continuado el alcalde.
José López se ha sincerado ante sus vecinos, declarándose “abrumado por el honor”, y pidiendo actuar como “vuestro general por un momento”. El pregonero recordaba las guerras púnicas acaecidas a lo largo de la Historia, enlazando con la que se habrá de librar en nuestros días, una basada en “la reclamación de justicia social, política e histórica; en la igualdad de oportunidades para todos los pueblos de esta comunidad autónoma, en el deseo de convivir, no de sobrevivir”. Todo por “defender a Cartagena de atropellos, agravios e injusticias, velando por su presente y por su futuro, lo que no es una opción, sino la obligación de todos nosotros”.
López alentaba a los cartageneros a revivir “la historia por diez días, para después comenzar juntos a escribir las siguientes páginas de nuestra historia, porque una mentira repetida mil veces no deja de ser una mentira, porque un blasón robado no es motivo de orgullo sino de vergüenza y desdicha, porque una historia robada es solo una ficción que tarde o temprano queda al descubierto, porque el grana es tan solo un carmesí al que se le ha apagado el brillo”.
José López finalizaba solicitando unión entre los cartageneros para “poner a Cartagena en el siglo XXI, y eso no lo hará nadie por nosotros. Esta vez tiene que ser la buena, debemos todos remar al unísono, cual trirreme, como un solo ser, para que Cartagena ocupe el lugar que merece, para que vuestro esfuerzo se vea recompensado, y para que nuestros hijos puedan sentirse orgullosos también de sus antepasados más recientes, los que hoy luchamos por nuestra tierra, los que queremos liberarla de la injusticia y el maltrato”.
Con vivas a las tropas cartaginesas, a las legiones romanas y a Cartagena, daba por concluido el alcalde un pregón de gran significado y calado profundo, reflejo del contexto político y social que lleva sufriendo Cartagena durante largo tiempo.
Lea aquí el pregón íntegro