Las baterías de costa representaron una pieza clave en la defensa de España frente a los ataques de índole naval que sufría, debido a la permanente ausencia de una flota potente que hiciera frente a dichos conflictos. Sólo en nuestra ciudad, Cartagena, se conservan 24 de estas instalaciones defensivas que hunden sus guerreras raíces en los siglos XX, XIX, XVIII e incluso XVII. Y es que estas baterías son un importante símbolo de la importancia militar que siempre ha tenido nuestro municipio en todas las épocas que ha vivido desde su fundación. Aunque su época de prestar batalla haciendo frente a los poderosos barcos que surgían del horizonte ha tocado su fin, creo que aún tienen mucha guerra que dar.
Tal es su importancia y grandeza que pese a su mal estado general de conservación, la mayoría de las baterías de costa que posee Cartagena han sido declaradas Bien de Interés Cultural (BIC), atribuyéndoles un carácter relevante dentro la extensa y variada historia cartagenera. Es importante decir que a pesar de no estar en servicio desde hace unos cuantos años, pelea en la actualidad contra el más poderoso enemigo de todo elemento, el tiempo. Así es, el tiempo pasa y acompaña a un progresivo deterioro que ha hecho verdaderos estragos durante todos estos años en nuestras baterías, que no hacen más que gritar en silencio unos trabajos serios de conservación que detengan este proceso que hiere a una parte de la historia de Cartagena, de nuestra historia.
Creo que ha llegado el momento de ponernos manos a la obra y luchar contra este mal, empezar a conservar nuestra historia como es debido. Las baterías merecen un papel más destacado del que poseen actualmente y en mi opinión pueden convertirse en un atractivo de nuestra ciudad, otro más. Si combinamos una conservación adecuada de dichas instalaciones con el cuidado de nuestros montes, el resultado puede ser muy bueno, y turistas y senderistas se verían altamente beneficiados, pudiendo dirigir su mirada hacia unas baterías cuidadas y que sean testigos vivos de la historia de Cartagena y de España.
Merecen sin duda un hueco en los planes para el futuro de Cartagena y en su siempre ajustado presupuesto, porque la historia no tiene precio y ha de estar presente en el futuro. Además, tanta batalla merece su recompensa, ¿no es así? Pidamos un poco de interés y de la siempre echada en falta inversión al Estado y a la Comunidad Autónoma para que de una vez miren a nuestro patrimonio y legado con ganas de hacer algo grande, con ganas de hacer de todo el potencial de Cartagena un motor para el turismo regional, pues las mencionadas baterías son sólo una muestra más de la dejadez a la que somos sometidos. Hubo una vez en la que éstas nos defendían a nosotros desde lo alto de nuestros montes con todas sus fuerzas, ahora nos toca defenderlas a nosotros.